DIARIO HOY
Quito Ecuador agosto 20 de 2004

Fractales
por Genoveva Mora Toral


Dirigida por Fernando Prieto. Cuatro monólogos que plasman personajes que son la repetición de historias cotidianas y singulares al mismo tiempo. Lleva también a la escena uno peculiar: la mujer clonada.

De manera general el trabajo se sustenta en poéticas imágenes logradas en una escenificación más bien simple pero que da cuenta de un concepto. Espacios geométricos desde donde surgen los personajes, amparados por una acertada iluminación. La música es un elemento pertinente que actúa para cerrar las distintas escenas y dar paso al monólogo siguiente.

Metafóricas y sugerentes son las imágenes que abren la representación de Paulina Perrini: Último día de la mujer clonada. Con una escenografía dibujada mediante la delimitación espacial por figuras geométricas, alusión directa a la iteración de los fractales, la actriz asume el personaje y a lo largo del discurso deja percibir esa naturaleza ambigua, humana y artificial que la constituye. Un trabajo consistente, amparado en un buen manejo del cuerpo y de la voz.

Cristina Marchán también se arriesga en Retrato desesperado de joven perdida. Proyecta a través de gestos y movimientos geométricos la desorientación y la búsqueda de sentido de un ser extraviado entre el alcohol y la soledad. Confundida, hermosa, macabra... ansiosa de amor, así aparece este personaje que da cuenta de un vacío particular y universal.

Justine, personificada por Paulina Tapia, protagoniza un figura e historia compleja y desafiante. Se trata de interpretar un monólogo interior, un recuerdo en el que fluyen cantidad de imágenes y sentimientos que se pueblan de presencias. Exige concentración actoral, dominio y agilidad en el cambio de roles, tarea de la que la actriz sale avante.

Hombre correcto en desacuerdo, irónicamente da cuenta de su título. Es el talón de Aquiles de la noche, poco teatral en todos los sentidos, un texto que tampoco le favorece, y es que, resulta que las penurias cotidianas a fuerza de repetirse, desafortunadamente aparecen casi vulgares, de modo que para llevarlas al escenario hace falta una buena dosis de poesía. Pero bueno, eso es el teatro, aciertos, tropiezos y aprendizaje...